Páginas

martes, 1 de marzo de 2011

NO ERES TU SOY YO EN CINESTAR DE CANAL M

situación sea honesta, la comedia se da solita; entre más sutil sea, más chistoso va a ser”, explica Barros.
“Así es la vida también, se mezclan la comedia y el drama. Lo que me gusta mucho es darme cuenta que cuando piensas en tu vida, cuando recuerdas tus momentos felices más bien te pones triste, y cuando recuerdas tus momentos malos te da risa”, puntualiza Martina.
Para lograr este equilibrio, Springall prefirió filmar drama y crear la comedia en el cuarto de edición: “Les dije que si me reía en el set, quería decir que estábamos haciendo una chistosada. Para mí la comedia más rica es la que te provoca una risa interna, la que te produce cierta incomodidad porque te confronta a ti mismo”.
En general, para Derbez la experiencia fue muy interesante pues está dejando ver al público un perfil de su actuación al que no estamos acostumbrados:
“El Eugenio Derbez que está en esta película si gusta, es responsabilidad de Alejandro Springall, y si no gusta, también es su responsabilidad. Ahora sí que no soy yo, es Springall” –bromea-. “La gente que espera ver al Eugenio Derbez de la tele, no es así. Sí se van a reír, pero les va a tocar el corazón, les va a hacer reflexionar y soy visto a través de las manos de un director diferente”.

LOS HOMBRES TAMBIÉN LLORAN
Otra de las cosas que son muy originales de No Eres Tú, Soy Yo, es que el hombre es quien sufre por la mujer que lo deja, y no viceversa. Es diferente ver una comedia romántica protagonizada por un hombre que llora demasiado, lo que nos hace cuestionarnos sobre la guerra de los sexos:
“Es muy padre que las mujeres vean que los hombres también lloramos por ellas. A veces se imaginan que sus ex novios fueron a sacarse el dolor acostándose con otra, que sólo ellas sufren. Aquí verán a un hombre sufrir, y que la mujer le pone el cuerno, y lo deja porque le gustó otro y punto”, apunta Derbez.
“Sí creo que los hombres sufrimos más que las mujeres”, bromea Springall. “En los hombres el umbral es mucho más grande para aguantar; pero una vez que lo pasas, con el corazón destrozado, puedes arruinar tu vida. El dolor sí te puede llegar a dominar, te ciega. La pregunta es qué tanto como hombre permites manifestarlo en una sociedad que no te lo deja; pero la sensación existe y eso es lo que va a pasar con el público masculino, se van a reconocer y lo van a entender”, agrega el realizador.
“Yo creo que es igual en ambos sexos”. -Alejandra Barros entra al debate- “Cuando te deja la persona que amas te haces pedazos, te dañas a ti mismo. Lo que pasa es que es más común ver a la mujer sufrir por amor; el hombre se lo guarda, no se permite expresarlo. Socialmente aparentan fiesta mientras nosotras aparentamos duelo”, asegura Barros.
Precisamente al director le interesó explorar un tema poco visto que por presión social no vemos comúnmente, y que, según él, en la cinta original se trataba en menor intensidad.
“A una mujer despechada se le junta toda la presión social que le ponen desde chiquitas de pertenecer al hombre; al él no. La sociedad te exige ciertos roles pero el dolor ahí está, qué bueno que se pueda explorar en cine”, reflexiona.

COLAS, ALETAS Y MUCHAS PATAS
Además del triángulo amoroso formado por los tres actores protagonistas; una hembra Gran Danés de nombre Pinpón  es uno de los personajes principales de No Eres Tú, Soy Yo. La perra aparece como mascota de Javier, y tiene una escena climática en la que da a luz a sus cachorros, pero para lograrla, la producción sufrió varios contratiempos.
“Localizamos a un criador y acordamos preñar a la perra en la preproducción para tener un parto seguro en el rodaje”, narra Springall.
“Trabajar con animales es un dolor de cabeza y aquí no fue la excepción”, agrega Derbez. “Alejandro necesitaba varios perros para las diferentes edades de Pinpón, una hembra embarazada, y yo tuve que empezar a encariñarme con ellos desde un principio. La perra hacía lo que quería, entonces había que adaptar las tomas a lo que salía”.
Para el parto, el actor tuvo que asistir dos días a filmar, uno que fue falsa alarma y el otro que se demoró varias horas.
“Me llamaron a las 3:00 am, me levanté y llegué corriendo en pijama porque así era la escena. Pero como once horas después, a las 3:00 pm nos dijeron que nos fuéramos a nuestra casa porque no había pasado nada. Ese día en la madrugada nos llamaron otra vez, y ahora sí fue en serio. Pero creo que fue una de las escenas más conmovedoras de la película y valió la pena”, recuerda Derbez.
Martina García es la actriz que más trató a los animales, dado que su personaje, Julia, es una veterinaria.
“Fue complicado filmar con los animales y Martina, sobre todo por el amor tan grande que les tiene. Tenía mucha angustia de que se les diera buen trato y respeto”, explica Springall.
Eugenio pertenece a la Sociedad Protectora de Animales y Martina es vegetariana y ama a los animales, cosa que en cierto modo les facilitó el trato, pero también hizo que se preocuparan más:
“Ellos sienten si los quieres. No sabía cómo agarrarlos, porque reaccionan dependiendo de cómo los tomas; pero había una veterinaria junto de mí que me explicaba cómo hacer todo para que se viera real y lo hicimos muy profesionalmente. Aprendí mucho cómo conectarte con ellos, que no sean un objeto, sino incorporarlos realmente”, comparte la actriz.
La escena que más le costó trabajo fue una en la que un pez se le sale de las manos y lo tira al piso, porque, evidentemente, ella tenía que provocarlo.
“Me costaba mucho soltar al pez o esa escena la hice ausente yo creo, porque son vidas, tienes un ser ahí y sí me ponía nerviosa”, recuerda seriamente.
Por otro lado, hay una escena en la que están ella, Derbez y un niño con toda la camada de perros en una cama, y la colombiana la describe como divertida, pero complicada: “Imagínate lo que era el olor tan fuerte, pero salió bien la escena porque nos matamos de risa realmente al estar en esa situación, era algo surrealista, muy divertido”.
Sin embargo se quiere hacer énfasis en que todos los animales que participaron fueron tratados con el máximo respeto.
“Cuidamos mucho el trato que se les dio y no nada más de los criadores sino de nosotros”, agrega Alejandra Barros. “Alejandro quería otro tipo de pez y se cambió para que no sufriera, se escogió uno más resistente que se pudieran manipular sin hacerle daño”.

LA EXPERIENCIA
Finalmente, después de tanta aventura y anécdotas, Eugenio agradece haber participado en un proyecto que describe como con mucha calidad y lleno de luz.
“No sabes qué buena química hubo con todos, pocas veces he trabajado tan a gusto como en esta película. Era un verdadero placer llegar al set y eso se transmite en pantalla. Era una fiesta, con mucha disciplina, pero era llegar a gozar”, recuerda.
“Estamos cansados de ver historias mexicanas oscuras y esta te hace reír y reflexionar. Todos esos elementos hacen de la película algo muy único y nos vamos a sentir identificados porque todos hemos dicho ‘no eres tú, soy yo’ o nos lo han dicho, o lo vamos a decir”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario