Páginas

domingo, 13 de marzo de 2011

RED SOCIAL

Zuckerberg insiste en que el antiguo estudiante que fue, no debería definir quién es ahora. Pero sabe que eso ocurre y debido al próximo estreno de “Red Social” seguramente continuará ocurriendo. La película muestra un nocivo retrato y la imagen de un joven malhumorado, inseguro y obsesionado por el sexo que será difícil cambiar. Zuckerberg afirma, “Pienso que muchos considerarán eso poco importante, acerca de cuando tenía 19 años dirán, ‘Oh, bueno, él era así. . . . Él debía ser de esta otra forma ¿correcto?’ ”
En la versión de Hollywood, la temprana fundación de Facebook es, como afirma Sorkin en una entrevista, “una historia clásica de amistad, lealtad, traición y celos”. Sorkin describió a Zuckerberg como un “brillante tipo que socialmente se sentía incómodo y tenía su nariz pegada contra la ventana de la vida social. Podría parecer que deseaba fervientemente ingresar a un final club”, estos clubes exclusivos dentro de la élite en Harvard. Los gemelos Winklevoss eran miembros de Porcellian Club, el más prestigioso.
En la escena inicial de la película, conforme al guión que se filtró en línea, Zuckerberg y su novia, Erica, estudiante en la Universidad de Boston, están sentados en un bar del campus e intercambian diferentes argumentos. (“No tienes que estudiar”, dice él. “¿Cómo sabes que no tengo que estudiar?” pregunta ella. “¡Porque vas a la B.U.!”) Erica toma su mano, lo mira fijamente y dice, “Escucha: Serás exitoso y rico. Pero irás por la vida pensando que a las chicas no les agradas porque eres fanático del cómputo. Y quiero que sepas, desde el fondo de mi corazón, que eso no es verdad. Eso ocurrirá porque eres un pendejo”.
La película se basó en “The Accidental Billionaires”, de  Ben Mezrich, un libro acerca de la fundación de Facebook. Mezrich también escribió un best seller publicado en 2003 sobre estudiantes universitarios que se vuelven ricos. El libro, titulado “Bringing Down the House”, presentaba escenas inventadas, personajes ficticios y diálogo recreado. Su nueva obra ha sido criticada por usar métodos similares. Mezrich dice que el libro no es una descripción “enciclopédica” de la fundación de Facebook, pero sí es “una historia verdadera que Zuckerberg mejor no contaría”, escrita en lo que él llama un “estilo esquemático de suspenso”. El libro profundiza en las entrevistas que Mezrich realizó con Eduardo Saverin, el primer gerente comercial de Facebook, que fue alejado por Zuckerberg y lo demandó. Mezrich no logró hablar con Zuckerberg. (El productor de “Red Social”, Scott Rudin, trató de ver a Zuckerberg y otros ejecutivos de Facebook, pero fue rechazado). Mezrich vendió los derechos para hacer una película sobre el libro incluso antes de que lo terminara. Llamó a Sorkin su “primer lector” y le entregaba los capítulos a medida que los terminaba.
Sorkin dice que crear el personaje de Zuckerberg fue un reto. Agrega que los estudiantes universitarios son “las personas más jóvenes sobre las que he escrito”. Sorkin, de 49 años, dice que sabía muy poco de las redes sociales y profesa un profundo disgusto por la blogósfera y otros medios similares. “Había escuchado de Facebook, al igual que había oído de un carburador”, me contó.  “Pero si abro la capota de mi coche no sabría dónde encontrarlo”. Irónicamente llamó a la película “Red Social”. Al referirse a los creadores de Facebook, Sorkin afirma, “es un grupo de personas socialmente disfuncionales de una u otra forma que crearon el sitio de red social más grande del mundo”.
Sorkin insiste en que “la película no se pensó como un ataque” para Zuckerberg. Sin embargo, según lo describe, Zuckerberg “pasa la primera hora y cincuenta y cinco minutos como un antihéroe y los últimos cinco minutos como un héroe trágico”. Agrega, “No quiero ser injusto con este joven a quien no conozco, que nunca me hizo nada y no merece ser golpeado en la cara. Honestamente creo que no he hecho eso”.
Mientras esto ocurría, “The West Wing”, de Sorkin, era uno de los programas de televisión favoritos de Zuckerberg.  Éste lo descubrió cuando viajó a España con Chan, con quien salía desde 2003, con una breve interrupción.  En Madrid ambos se enfermaron y terminaron viendo la primera temporada del programa en la cama. En una tienda departamental española compraron los DVD de las otras seis temporadas y los vieron todos. Zuckerberg dijo que le agradó la autenticidad de la serie, la forma en que captaba la verdad sobre trabajar en Washington, al menos así es como lo describieron sus amigos.
Mencioné a Sorkin que su serie televisiva era una de las favoritas de Zuckerberg. Hizo una pausa. Por fin respondió “Desearía que no me hubieras dicho eso”. Cuando pedí a Sorkin que adivinara el episodio que más le gustó a Zuckerberg, dijo, “el episodio The Lemon-Lyman”, en la Tercera Temporada, cuando Josh Lyman, el subjefe de personal interpretado por Bradley Whitford, descubre que tiene un seguidor en un consejo de mensajes en línea y de manera muy insensata interactúa con sus miembros.
Realmente Zuckerberg me dijo que su episodio favorito fue “Two Cathedrals”, al final de la Segunda Temporada, en el cual Martin Sheen, que interpreta al Presidente Josiah Bartlet, lamenta la muerte de su antiguo secretario y, después de divulgar que tiene esclerosis múltiple, cavila si debe buscar la reelección. Está dentro de la Catedral Nacional y ordena que se selle temporalmente. Maldice a Dios en latín y prende un cigarrillo. “Es como algunos trayectos de Facebook, hemos tenido muy grandes pros y contras”, afirmó Zuckerberg.
Zuckerberg dice que muchos detalles que leyó sobre la película son simplemente erróneos. (Por ejemplo, él no tuvo interés en unirse a un Final Club.) Cuando lo presioné para hablar sobre la película y lo que ésta significa para su persona pública, respondió fríamente: “Conozco la historia real”.
Unos días después de nuestra charla, Zuckerberg cambió su perfil de Facebook y retiró “The West Wing” de su lista de programas de televisión favoritos.
Recientemente en una tarde de jueves, Zuckerberg me invitó a un paseo por el vecindario en Palo Alto donde vive y trabaja. Mientras salimos de su oficina y caminamos por la calle de costosas mansiones, me contó acerca de su primer viaje a Silicon Valley. Fue durante las vacaciones de invierno en enero de 2004, un mes antes de lanzar Facebook. Tenía diecinueve años. “Recuerdo que volé hasta acá, fui en taxi por la Carretera 101 y pasé frente a estas grandes compañías tecnológicas como Yahoo!”, dijo. Su camiseta gris tenía el emblema de la palabra “hacker”. “Recuerdo que pensé, quizá algún día construiré una compañía. Probablemente no será así, pero algún día lo haré”.
Llegamos a su casa. Estacionado afuera estaba el Acura TSX negro que compró hace un par de años, después de preguntar a un amigo para que le sugiriera un auto que fuera “seguro, cómodo, sin ostentación”. Él maneja mucho para relajarse y descansar, comentan sus amigos, y usualmente termina en el departamento de Chan. Ella vive cerca del Golden Gate Park y es estudiante de tercer año de medicina en la Universidad de California, San Francisco. Pasan los fines de semana juntos, caminan por el parque, van a remar (él insiste en ir en botes separados y competir en rapidez), juegan bocce o el juego de tablero Settlers of Catan. Los domingos están reservados para la cocina asiática. Por lo general hacen un viaje al extranjero de dos semanas en diciembre. Este año planean visitar China.
Zuckerberg ha encontrado todas sus casas en Craigslist. Su primer lugar fue un estrecho apartamento de una recámara que un amigo describió como algo similar a un “antro de crack”. El siguiente departamento tenía dos recámaras, seguido por su actual casa, de dos pisos y cuatro habitaciones sobre la cual me dijo que es “demasiado grande”. Él la renta. (“Es la persona rica más pobre que he visto en mi vida”, comentó Tyler Winklevoss). Cuando cruzamos la calle vimos a Chan en una silla del patio trasero con un resaltador amarillo en la mano, leyendo un libro de texto; ella planea ser pediatra. Cerca había un toldo y una parilla de barbacoa. Sorprendido, Zuckerberg se le acercó y frotó su hombro derecho. “No sabía que ibas a estar aquí”, le dijo. Ella tocó su mano y sonrió.
Entramos a la casa, que está pintada en diversos tonos de azul y beige, excepto la cocina, que es de color amarillo vibrante. Los colores no le importan mucho a Zuckerberg; hace unos años realizó una prueba en línea y se dio cuenta que tenía ceguera a los colores rojo-verde. En Facebook el color dominante es azul pues según afirma, “el azul es el color más rico para mí, puedo ver todas las gamas de azul”. De pie en la cocina, recargado sobre el fregadero, me ofreció un vaso de agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario