Durante la reunión de la Sociedad Americana de Química, el investigador Joe Vinson presentó sus últimos hallazgos, los que demuestran que el maíz inflado contiene mayor concentración de polifenoles (sustancias que luchan contra la oxidación natural del organismo), que las frutas, los frutos secos y los vegetales. En parte, porque están menos diluidos en agua.
El poder antioxidante de las palomitas de maíz está en su parte más desagradable. En esa cascarilla marrón que casi siempre se pega en la garganta o que queda atrapada en los dientes. Esa piel es la que concentra gran parte de polifenoles y de fibra, otro de sus ingredientes saludables.
Para Vinson, especialista de la Universidad de Scranton en Pensilvania, no hay duda: «Las palomitas de maíz pueden ser un aperitivo perfecto. Es el único snack del que realmente se come todo el grano sin procesar, sin otros ingredientes que diluyen sus propiedades. Una porción puede proporcionar más del 70 por ciento de las necesidades diarias de cereales y además hacerlo con placer».
Pero la clave para tantos beneficios nutricionales está en la forma en la que se prepara el maiz. De nada sirve pensar en antioxidantes si a las palomitas se les añaden grasas insanas, mucha sal o azúcar. Tampoco son adecuadas las bolsas que se venden listas para meter en el microondas. Estas palomitas contienen un 43 por ciento de grasa, casi el doble de las que se preparan en casa.
La mejor forma de consumirlas es cocinarlas en una sartén con unas gotas de aceite de oliva sin añadirles sal o utilizar una recipiente especial que reviente los granos de maíz con aire caliente.
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