“Ridículo el hecho de que en México, un país
con 80 millones de habitantes, se editen libros con un tiraje de tres mil
ejemplares.”
(Ethel Klause, 1992)
Las estadísticas
demuestran que a los mexicanos no les gusta leer. A pesar del esfuerzo
realizado por apoyar esta actividad, la respuesta de la gente es clara: “No, no
queremos leer”. “Que no nos interesa”. “Que no”. “Que no queremos”. “Que no
haya libros y ya”. “No”. “¡Que no! Ene, o = NO”.
Una de las muchas
estadísticas referente al tema, señala
que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de
postgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha
puesto pie en una librería y que la mitad de los universitarios, más o menos cuatro
millones, no compran libros. Lo anterior refleja que a pesar del gran esfuerzo
por mejorar la educación en el país, el
número de lectores ha reducido.
El estudio “Hábitos de lectura”, llevado acabo por la
OCDE y la UNESCO, ubica a nuestro país en el sitio 107 en una lista de 108
países estudiados. Esto refleja que un mexicano promedio lee 2.9 libros al
año, que sólo hay una biblioteca pública
por cada quince mil habitantes, que el cuarenta por ciento de los mexicanos
nunca ha entrado a una librería, que existe una librería por cada doscientos
mil habitantes y que en todo el país hay solamente seiscientas librerías… por
ello es importante buscar las formas de fomentar esta actividad.
Otra encuesta realizada
por CONACULTA sacó los siguientes porcentajes: 43.6% de los entrevistados reportan no leer
libros; de éstos, menos de la tercera parte (30.4%) los ha leído en algún
momento de su vida, mientras que el 12.7% dijo nunca haber leído libros.
En contraste con estas
estadísticas, nos encontramos con el curioso dato de México es el mayor
productor de libros en América Latina y lo hace con tan alta calidad que edita
y exporta libros para otros países como Argentina, Chile y Colombia.
En el país los libros más
vendidos son: los de motivación personal, esoterismo, sexo e infantiles;
después le siguen las novela y los cuento, seguidos de ensayos y enciclopedias,
y en último lugar los libros de poesías.
Sin embargo, esto carece
de importancia si no se leen los libros que producimos, si no existe el HÁBITO
DE LA LECTURA ya que los pocos libros que se leen en México es por obligación.
“La
mejor herencia que un niño puede recibir es enseñarle a leer y escribir”
(María de los Ángeles Ramírez Vallejo )
Samantha Aguilar
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