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lunes, 23 de abril de 2012

LA LECTURA EN MÉXICO


Ridículo el hecho de que en México, un país con 80 millones de habitantes, se editen libros con un tiraje de tres mil ejemplares.”
(Ethel Klause, 1992)

Las estadísticas demuestran que a los mexicanos no les gusta leer. A pesar del esfuerzo realizado por apoyar esta actividad, la respuesta de la gente es clara: “No, no queremos leer”. “Que no nos interesa”. “Que no”. “Que no queremos”. “Que no haya libros y ya”. “No”. “¡Que no! Ene, o = NO”.

Una de las muchas estadísticas  referente al tema, señala que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de postgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería y que la mitad de los universitarios, más o menos cuatro millones, no compran libros. Lo anterior refleja que a pesar del gran esfuerzo por mejorar la  educación en el país, el número de lectores ha reducido.

El estudio  “Hábitos de lectura”, llevado acabo por la OCDE y la UNESCO, ubica a nuestro país en el sitio 107 en una lista de 108 países estudiados. Esto refleja que un mexicano promedio lee 2.9 libros al año,  que sólo hay una biblioteca pública por cada quince mil habitantes, que el cuarenta por ciento de los mexicanos nunca ha entrado a una librería, que existe una librería por cada doscientos mil habitantes y que en todo el país hay solamente seiscientas librerías… por ello es importante buscar las formas de fomentar esta actividad.

Otra encuesta realizada por CONACULTA sacó los siguientes porcentajes: 43.6% de los entrevistados reportan no leer libros; de éstos, menos de la tercera parte (30.4%) los ha leído en algún momento de su vida, mientras que el 12.7% dijo nunca haber leído libros.

En contraste con estas estadísticas, nos encontramos con el curioso dato de México es el mayor productor de libros en América Latina y lo hace con tan alta calidad que edita y exporta libros para otros países como Argentina, Chile y Colombia.

En el país los libros más vendidos son: los de motivación personal, esoterismo, sexo e infantiles; después le siguen las novela y los cuento, seguidos de ensayos y enciclopedias, y en último lugar los libros de poesías.

Sin embargo, esto carece de importancia si no se leen los libros que producimos, si no existe el HÁBITO DE LA LECTURA ya que los pocos libros que se leen en México es por obligación.

“La mejor herencia que un niño puede recibir es enseñarle a leer y escribir”
 (María de los Ángeles Ramírez Vallejo )

Samantha Aguilar



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