El proceso de audición fue intenso. “Primero difundimos esto y solicitamos a las personas que nos enviaran sus audiciones a través de sus teléfonos o en una cinta”, comenta. “Después llamamos a algunos para hablar de sus antecedentes. Cada uno tuvo que venir y leer varias veces. Además, como debíamos formar un ensamble, cada faceta debía funcionar en conjunto con las otras personas”.
Antes de comenzar la producción, Fincher ensayó con el elenco en pequeños grupos durante varias semanas para que captaran el ritmo de los patrones de discurso únicos de los personajes e interactuaran con un naturalismo relajado. Fincher también pidió a los actores una flexibilidad inusual, quizá para filmar hasta 200 tomas distintas de una sola escena, con objeto de tener después multiplicidad de opciones en el cuarto de edición. Trabajó con los diálogos de Sorkin intensamente, hasta que fueron orgánicos para los actores.
Al hablar sobre el estilo de dirección de Fincher, Sorkin afirma: “Esta clase de repetición logra que la interpretación sea más instintiva. Hace que el diálogo se sienta más informal y genuino. Al usar muchas tomas David cosecha grandes resultados. Asume completamente que el guión tiene un gran peso por el lenguaje y le añade un estilo visual encantador para elaborar una obra integral que sería difícil lograr con un director menos talentoso. Así mismo, David realmente sabe cómo obtener lo mejor de cada actor. Me encanta el número de tomas que realiza, a veces 70, 80, 90 tomas, simplemente en un esfuerzo de mejorar la actuación y lograr que se expresen de forma natural. Por ejemplo, para la escena entre Mark y Eduardo en la casa de Palo Alto, cuando Eduardo llega a mitad de la noche de San Francisco y ellos se gritan, comenzamos alrededor de las 7 p.m., pero David no se sintió satisfecho hasta después de medianoche, cuando Jesse y Andrew estaban exhaustos, y súbitamente la escena cobró vida”.
Fincher añade: “Deseaba que los actores llegaran al punto en que pudieran hablar con la velocidad e informalidad de la vida real, donde las cosas se traslapan y las personas hablan unas encima de otras. También creo que la genuina indignación de las personas en muchas escenas requería un tono y un ritmo. La primera escena en la película es de una chica que le dice a Mark, ‘Realmente me es difícil entender lo que estás diciendo’. Así que él debe hablar bastante rápido; de otra forma no podríamos creerle a ella y en realidad la respetamos mucho, pues es ella quien después regresa y establece todo esto de forma correcta”.
Para mantener la constante tensión en las escenas, a menudo Fincher infringía cierto conflicto intencional al llevarse a un actor a un lugar privado antes de filmar y decirle “tú eres el que tiene razón aquí”. Fincher explica: “Por ejemplo, para dirigir las escenas de la declaración jurada, literalmente le decía a uno que estaba a un lado de la mesa, ‘Esta comadreja te sacó y está sentado en la silla donde deberías estar tú, y sin ti él no es nada’. Después iba al otro lado y le decía a otro, ‘¿Realmente crees que Facebook estaría ganando 15 mil millones de dólares si hubieras realizado Harvard Connection? Mira esas bolsas vacías. Ahí no hay nada, no habría un botín para dividir si no fuera por el trabajo duro y la brillantez de Mark Zuckerberg. Así que mira a aquellos de ahí, en sus trajes de Brooks Brothers, tratando arrogantemente de obtener un lugar en tu mesa’”.
A pesar de que los actores estaban muy conscientes de que debían interpretar a personas de la vida real que son sus contemporáneos, Fincher no deseaba que la actuación tuviera aspectos de imitación. “Siempre sentí que eso sería muy limitante”, afirma. ”Cada interpretación debe ser una impresión sin caer en una personificación. Hubiera sido fácil entrar a Youtube y observar clips de Mark Zuckerberg hablando, pero no creo que eso sea la mejor forma de dramatizar lo que ocurrió entre estas personas, de captar el espíritu de su inventiva y sus relaciones. Si deseas que una película tenga carácter, no lo puedes forzar. Debes permitir que surja espontáneamente”.
Estos aspectos crudos y a menudo desgarradores son parte de la compleja humanidad de la película. ”Consideré que eran esenciales diversas perspectivas para narrar esta historia”, dice Fincher. “No había otra forma de hacer esto. Prevalece esta idea que Aaron y yo comentamos profundamente, que ‘ninguna persona es sólo una cosa’. Y la estructura completa de la película se convierte en una forma de expresar esto”.
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