son diferentes, la magia y la ciencia son la misma cosa”.
“Jay posee un talento fuera de lo común”, señala Turteltaub, “es sumamente inteligente, audaz, gracioso, un maravilloso comediante físico. Uno puede ver todo su cuerpo, su mente y su voz comprometidos con lo que está haciendo. No posee esa tonta vanidad para llamar la atención común a tantos cómicos, Jay es mucho más intelectual”.
Cage subraya sobre su co-protagonista: “En primer lugar, Jay es una excelente persona y es muy divertido. Posee un encanto natural que se manifiesta a diario en su vida y también en cámara; creo que el público lo adorará”.
“No deseo hablar de Jay Baruchel”, acota Alfred Molina con fingida seriedad. “¡Quiero aporrearlo con un palito! Jack es, en mi opinión, uno de los actores jóvenes más talentosos del momento. Posee habilidades increíbles y grandes dotes actorales. Jay posee un talento innato y una gran confianza. Recuerdo perfectamente como era yo a su edad. No poseía un cuarto de la confianza o seguridad en mí mismo que posee Jay, como persona y como actor”.
MAXIM HORVATH hace más de mil años fue, junto con Balthazar Blake y Verónica, un discípulo de Merlín y una fuerza del bien. Pero el amor que ambos colegas sentían por Verónica acabó por separarlos y Horvath a partir de entonces se convirtió en un aliado de la malvada Morgana, la asesina de Merlín. Hovarth desea conquistar el mundo junto con sus secuaces. Balthazar y él llevan años combatiendo, ahora volverán a toparse en la Nueva York actual. “En El aprendiz de brujo, la misión de Horvath es dominar el mundo”, señala Molina, quien fue seleccionado para interpretar al máximo enemigo de Balthazar. “Entre Balthazar y Horvath existe una rivalidad que ha perdurado durante más de mil años. Balthazar aún honra el principio merliniano de que la magia es un poder para ser utilizado en beneficio de la humanidad. Horvath, el líder de los morganianos, mantiene la visión completamente contraria de que la magia debe utilizarse para someter a los seres humanos. Ésta es la lucha entre el bien, personificado por el personaje de Nic Cage, y el mal, encarnado por mi personaje.
El increíble talento actoral de Molina, su versatilidad y optimismo decidieron a Bruckheimer a invitar al actor a pasar casi de inmediato de interpretar a un desaliñado y divertido (pero también solapadamente peligroso y potencialmente heroico) jefe del desierto llamado jeque Amar en El Príncipe de Persia: Las arenas del tiempo al urbano, sofisticado y aterrador Maxim Horvath en El aprendiz de brujo. “Alfred Molina es un actor maravilloso, alguien que puede dar un giro inesperado y dotar de humor a cualquier papel”, declara Bruckheimer.
“Alfred Molina es uno de esos actores que cada vez que lo ves en una película, está haciendo algo totalmente diferente”, agrega Turteltaub. “Y no puedes creer que se trate de la misma persona que viste en la otra película u obra de teatro; siempre es diferente. Además posee ese increíble toque ligero y divertido sentido del humor. Fred es un tipo muy juguetón y vemos esa picardía en Maxim Horvath, pero también dota a su papel de la gravedad que requiere el personaje”.
En cuanto al mismo Molina, éste estuvo listo para el papel desde el primer momento que oyó hablar de Horvath. “Cuando estaba finalizando el rodaje de El príncipe de Persia, alguien me dijo que me estaban teniendo en cuenta como posible candidato para el papel y, si yo estaría interesado… Intenté mostrarme sereno, gallardo y despreocupado, pero acabé exhibiendo arcadas de “impaciencia”. Estaba fascinado con la inclusión de elementos del episodio clásico de Fantasía y me había fascinado el personaje al leer el guión.
“Era un papel que se hallaba a años luz de distancia del que había interpretado en El príncipe de Persia”, recuerda Molina. “El jeque Amar era un confabulador y oportunista granuja, mientras que Hovarth es un villano inteligente, elegante, muy al estilo eduardiano. Un villano que considero creado según la tradición clásica de chicos malos: corteses, bien vestidos y
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