lunes, 7 de octubre de 2013

Los maestros del metal progresivo, Dream Theater,

Los maestros del metal progresivo, Dream Theater, regresan con otra gran producción de estudio, la número doce.






OH DIOS.

¿Cómo empezar la reseña de este discazo? Primero que nada, queda más que claro que Dream Theater no necesita a Mike Portnoy. Mike Mangini hizo un excelente trabajo con la banda, algo que no se notó tanto en su entrega pasada, A Dramatic Turn of Events. Quizás fue, en parte, porque ese disco contó con las últimas colaboraciones de Mike Portnoy, aunque ya no fue parte del proceso creativo al 100% y mucho menos de la grabación; así que esta fue la primera vez que escuchamos el trabajo de Mangini con la banda. A pesar de que la portada podría resultar un tanto sencilla para algunos, la música dentro del disco no los va a decepcionar. De hecho, me atrevería a decir que los va a dejar bastante impresionados.



Como siempre, la banda de progresivo cambió un poco su sonido sin soltar su estilo. Después del magnífico Images and Words y la historia planteada en Scenes From a Memory junto con la secuencia de Six Degrees of Inner Turbulence (la canción más larga ¡EVER! 42 minutotes), Train of Thought y Octavarium, los del teatro de los sueños no la tenían sencilla. Sin embargo, supieron salir adelante para entregarnos una de sus mejores producciones. Lo que sí es que los nombres de las canciones están muy, muy mamilas.

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Todo comienza con False Awakening Suite, una instrumental dividida en 3 movimientos (Sleep Paralysis, Night Terrors y Lucid Dream) y perfectamente ejecutada y una entrada perfecta para un disco tan épico. El álbum continúa con el primer sencillo, The Enemy Inside, una demostración de poder y algo no tan progresivo, sino más heavy y poderoso a lo que nos tiene acostumbrado la banda que lidera James LaBrie en las vocales, que por cierto se luce con su voz, algo que no había hecho en mucho tiempo.

The Looking Glass, la tercera rola del disco, retoma el estupendo trabajo vocal de LaBrie junto con una melodía más tranquila y armónica. Los solos de Petrucci, acompañados de un bajo sabrosón por parte de Myung, son de lo mejor que se puede escuchar en esta entrega. Excelente rola.

John Petrucci, Jordan Rudess, John Myung y Mike Mangini demuestran quiénes son y por qué están en cualquier Top 5 con Enigma Machine, otra instrumental y la mejor canción del disco. Aquí queda más que claro que a Dream Theater no le hace falta su ex-baterista, que ahora forma parte de The Winery Dogs. Los solos de teclado y lira, además de uno que otro de bataca y un bassline envidiable, son los que describen esta cuarta canción.

The Bigger Picture es una canción magníficamente trabajada: un progresivo sencillo, muy armónico pero que no deja de ser otra obra maestra. Los teclados de Rudess hacen una dupla increíble con la voz, mientras que la guitarra y el bajo llevan la melodía y la batería no pudo haber acompañado de mejor manera.

El inicio de Behind the Veil va a relajar a quien sea; todo para que después de un minuto venga un potente guitarrazo de Petrucci junto con los toms de Mangini. A pesar de todo, es una rola que nos lleva al disco Scenes From a Memory, al igual que Surrender to Reason, una de las mejores rolas del disco. Además del magnífico trabajo en el teclado de Rudess, los coros a la mitad de la canción le dan un toque orquestral (ahora resulta que Dream Theater también se lanzó con el progresivo sinfónico).

Una balada más y la segunda rola que pudimos escuchar de este disco: Along for the Ride, de las canciones más amenas que han producido, aunque para ser una balada tiene una larga duración. (recordemos que, por ejemplo, Vacant dura dos minutos.)

No podría haber disco de los maestros del progre sin una canción larga (por larga me refiero a más de 10 minutos). Sería muy complicado describir Illumination Theory, de 22 minutos de duración y dividida en 5 movimientos (Paradoxe de la Lumière Noire, Live, Die, Kill, The Embracing Circle, The Pursuit of Truth, Surrender y Trust & Passion). Sin embargo, y para resumir esa pieza musical...WOW. Hay de todo: orquesta, guitarrazos potentes acompañados de una batería perfectamente ejecutada, estupenda voz, bajo excelso, solos de teclado MUY canijos, octobons en la bataca, metal, tranquilidad y un outro magnífico.

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En resumen, Dream Theater de Dream Theater es una maravilla de disco. Casi todas las reseñas le dan 4 o 5 estrellas, así como 9's y 10's. Yo también le doy una puntuación de 4 sobre 5; quizás lo único que faltó para que yo le diera la calificación perfecta fue un poco más de poder, ya que hay muchas rolas relajadas - en mi caso, mi disco favorito es el pesadísimo Train of Thought. El cambio de bataco y la pérdida de uno de los mayores aportadores de letras y música en Dream se ve reflejado en su disco homónimo. Pero, la mera verdad, no lo necesitan; Mangini fue el baterista perfecto para llenar su lugar. Y el resto de la banda no pierde su toque para seguir derrochando talento, creando música magnífica y beats y riffs complicados.

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¿Ustedes qué dicen? ¿Les parece que Dream Theater ya no necesita a Mike Portnoy?


POR: PONCHO CIVEIRA

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