martes, 1 de marzo de 2011

NO ERES TU SOY YO EN CINESTAR DE CANAL M

“No me sabía las líneas, no me acordaba y salí diciendo “¿para qué vine?” -platica divertido el multifacético actor.- “Pensé que por supuesto no me iba a quedar, y tres meses después me habla directamente Alejandro Springall. Me dijo que estaba interesado, sin embargo sentí que le preocupaba un poquito el hecho de que yo siempre me escribo, me dirijo y me produzco; entonces abiertamente platicamos y le dije que no se preocupara, que iba a ser absolutamente moldeable, que no le iba a poner un solo ‘pero’; y de hecho, fue un proyecto en el que me puse en sus manos. No participé ni en el libreto, ni en la dirección, ni en la producción, me dejé guiar por él al 100% y me atrajo también ese reto”.
“Le propuse hacer muchas lecturas para ajustar bien sus diálogos y ensayar con el resto del elenco para que los dos tuviéramos bien claro, antes de comenzar el rodaje, por dónde iba el personaje y cómo lo quería filmar”, comenta el director. “Mi apuesta con él era que hiciera cosas completamente diferentes de lo que estamos acostumbrados a verle. Le pedí que se pusiera totalmente en mis manos; y que se dejara llevar por un camino actoral bien diferente a lo que venía haciendo”.
De entrada, lo que le interesó a Eugenio fue rehacer un proyecto ya probado como exitoso, pero sobre todo hacer un personaje tragicómico:
“Era tocar otro estilo, otro tono del que da la televisión. Los Peluches son muy fársicos, hay muchas caras, gestos y gritos. Aquí el reto era estar en una película en la que tuviera que llorar y sufrir el 70%, hacer un papel serio, que entre más dramático fuera, entre más sufriera y más se lo creyeras, más risa te iba a dar”, explica.
“Javier te tiene que empezar a dar pena y de ahí pasas al ‘ya supéralo, cómprate una vida’, y entre más se obsesiona y más se lo creas, más chistosa su situación”, continúa.
Además, Derbez tenía que presentar una faceta poco explorada, la de ser galán romántico:
“Yo estoy acostumbrado a que me digan: ‘Es que te veo y me río’. Así que después de escuchar eso todo el tiempo, es difícil ser el galán de una comedia romántica. Lo agradezco porque para el ego es padre, pero me costaba trabajo verme bien maquilladito y arregladito, cosa que nunca hago en la tele, me cuidaban mucho para que me viera guapito; pero es complicado porque no estaba acostumbrado”, señala.

NO SON LAS MALAS, SON LAS GALANAS
En No Eres Tú, Soy Yo, el personaje de Javier lidia con dos mujeres muy diferentes: María, la esposa llena de dudas, y Julia, una veterinaria que lo ayuda en su proceso de duelo personal amoroso.
“Cuando vi a Alejandra Barros, me pareció que era una actriz bellísima, que iba a fotografiar excelente en pantalla grande y que podía hacer una María con mucha presencia, impactante”, describe Springall sobre el proceso para elegir a María.
“Me daba un personaje donde todos podíamos decir: ‘¡Qué mujerón!, ¿Qué tiene que hacer con Javier?’ Podemos entender a esta pareja, en la que hay cierta química, pero que tienen proyectos de vida muy diferentes. Eso lo tenía que dar visualmente con el reparto. Sí sabemos que se quieren, pero no tienen nada que hacer juntos”.
A Alejandra le encantaron las escenas que le dieron desde el proceso de casting, y dos meses después se reunió con el director.
“Platicamos de tiempos, de visión del personaje, y coincidimos. Los actores normalmente nos quejamos de que nos sueltan al ruedo y te tienes que defender; pero con Alejandro entramos a ensayos muy firmes y nos dio las herramientas para de verdad hacer personajes como los que queríamos. Fueron jornadas un poco pesadas, pero valió la pena”.
María, el papel que interpreta, es una mujer que está atravesando una crisis existencial muy fuerte y toma decisiones equivocadas.
“Creo que sí está enamorada de su pareja, pero la crisis la sobrepasa y pretende tapar el sol con un dedo, y hacer un cambio en su vida como si todo fuera fácil. Se da cuenta de las incongruencias que hay en su relación y eso la lleva hacer cosas de las que después se arrepiente. Cuando ella dice ‘No eres tú, soy yo’, lo dice de corazón. No es que sea una villana, sino que está en crisis y ahí nos vamos a identificar mucho las mujeres; sabes que pasa por la crisis de los 30, es una situación que todos hemos vivido. Después tiene una situación familiar que le cambia el rumbo, y se da cuenta de que sí quiere estar con su pareja y pretende reconquistarlo y regresar”, detalla Barros.
Su contraparte es Julia, la mujer que le abre la posibilidad a Javier para que vuelva a creer en el amor.
“Cuando vi Amar a Morir (2009) pensé que Martina García tenía una fuerza de naturaleza con mucha candidez, con una presencia casi mágica que me daba lo que buscaba en Julia”, comparte Springall sobre la elección de la actriz colombiana.
“Sí me preocupé de que se viera mucho más joven que Eugenio, pero trabajando la actitud del personaje nos podía dar madurez y como finalmente es madre, cambia la perspectiva. Además Julia tampoco se va a buscar a un chavito, quiere a un hombre jovial, pero que ya tenga un proceso de vida; le está buscando una figura masculina a su hijo”, explica.
Ya desde su primera película, Perder Es Cuestión De Método (2004), Martina García había trabajado con mexicanos, en ese caso, con Daniel Giménez Cacho; después en Satanás (2007) con Damián Alcázar, en Amar a Morir con José María de Tavira, y en Rabia (2009) con Gustavo Sánchez Parra.
“Como verás yo especifico en mi contrato trabajar con mexicanos” –bromea la actriz- “Justo vine a presentar Amar a Morir y bajando del avión, me atraparon Alejandro y Matthias, me presentaron con Eugenio y me pusieron a hacer un casting. Ya habíamos hablado, y a mí me hacía mucha ilusión porque yo venía de un dramón, Rabia, y me apetecía muchísimo cambiar de género y entrar a una comedia romántica.”
Sobre su personaje, Martina explica que Julia deja fluir las cosas, todavía tiene inocencia, cree en la magia y es muy generosa:
“Hay personas controladoras y personas que van con el aire de la vida. A Javier se le va su mujer y se queda sin piso, ya no sabe ni respirar; en cambio Julia no se sienta a escribir lo que quiere tener o hacer, sino que disfruta del momento y no piensa en controlar la situación. Sin embargo ya sufrió una vez, entonces se cuida un poco más, mira un poquito y sigue en lo suyo. Se anda con pasos lentos”, comenta.

NO ES DRAMA, ES COMEDIA
Una de las cosas más interesantes de No Eres Tú, Soy Yo, es que no es una comedia común y corriente, sino que su base es dramática.
“Yo ya venía trabajando la tragicomedia desde Santitos y Morirse Está En Hebreo; y las tres tienen similitudes en cuanto a que arrancan con una pérdida emocional y el resto de la película es un viaje para sanar, para encontrar una nueva vida, pero No Eres Tú, Soy Yo es diferente porque no hay una muerte;  en las primeras sí  y eso es más complicado”, explica Springall.
En este caso, el protagonista, Javier, se la pasa sufriendo la mayor parte de la película debido a que su esposa lo abandonó, y eso hace que el personaje se meta en situaciones cómicas, pero el personaje no es chistoso, es dramático.
“Como director siempre debes respetar al personaje, lo puedes llevar al ridículo extremo, pero no puedes burlarte de él. Me interesa partir de la verdad, manejar un tono naturalista, para que lo que sucede, sea posible. Ese es el humor más fino, que la situación sea cómica, más que el personaje”, continúa.
“Alejandro tenía una idea muy clara”. -Derbez da su versión del género.- “Quería contar un drama de un hombre que sufre por una mujer. Yo le hice muchas propuestas de guión, llegué con muchas escenas reescritas, pero también era muy respetuoso. En el momento en que Alejandro me decía “yo creo que no”, me retiraba; no quería que no se sintiera ni tantito presionado. Me puse al cien por ciento en sus manos”.
Debido a que la dirección de Springall se enfocó más al drama de Javier, Derbez tuvo que adentrarse al dolor personal, proceso que describe como muy complejo:
“Un mes antes de filmar estuve investigando qué cosas me hacían llorar, qué me duele, mortifica, recurrir a pasajes de mi infancia y adolescencia, la muerte de mis padres, de mi mascota y anotar; incluso imaginarme qué me dolería, cosas bien fuertes que nunca había tocado. Yo estoy más acostumbrado a trabajar con la cabeza que con el corazón, la comedia es más de estudiar al estereotipo, y aquí tenía que estar conectado al corazón siempre, y eso fue un desgaste durísimo. La película está muy editada, entonces en las escenas dramáticas yo decía ‘ahí sufrí más, deberían haberla dejado completa’”, bromea.
Por su parte, las actrices también tuvieron que inmiscuirse en este doble género, aunque en menor parte:
“Aunque el personaje sea exagerado, si viene con verdad, te hace reír. En esta película las situaciones hablan más que lo que se está diciendo. Mientras la

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