Los malos hábitos son una conducta que repetimos con regularidad y que tienen consecuencias negativas en nuestra vida, algunos ejemplos son: fumar, beber en exceso y morderse las uñas.
Estudios recientes elaborados en Estados Unidos revelaron que las parejas estables, ya sean heterosexuales u homosexuales, tienden a contagiarse los malos hábitos; participaron más de 100 personas, cada una de ellas fue cuestionada sobre sus hábitos referentes a fumar, consumo de alcohol, dietas, patrones de sueño y descanso, ejercicio y salud; a la conclusión a la que se llegó fue que estos malos hábitos son contagiados debido a la mala influencia directa de una de las personas.
Para poder romper o terminar con un mal hábito, es necesario darnos cuenta de su existencia y desear realmente abandonarlo; la manera más efectiva de vencerlos es desarrollando la cualidad opuesta, claro que, esto es más fácil decirlo que hacerlo.
Expertos psicólogos dicen que lo más importante a la hora de querer cambiar los malos hábitos es hacerlo con una actitud positiva. Si en verdad se desea eliminarlo es necesario analizarlo primero para poder saber si no ha llegado a la categoría de adicción; recuerden, un hábito es una conducta adquirida, una adicción incluye dependencia física o psicológica y requiere de atención profesional. También debemos de saber cómo, cuándo y por qué ocurre…
Una vez analizado el hábito, pasaremos a determinar los disparadores, es decir, aquellos factores que hacen que realicemos los malos hábitos y después creamos un plan, tomando en cuenta que cada mal hábito que tenemos, llena alguna de nuestras necesidades por lo que será necesario reemplazarlo por un hábito nuevo.
Recuerden que la paciencia y la persistencia son nuestras principales armas.
Samantha Aguilar
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