La leyenda de Santa Claus
tiene sus orígenes en la figura de San
Nicolás de Bari obispo de Myra, actualmente Turquía (280 – 350 d.C.) quien
según se cuenta, antes de convertirse en monje entregó todos sus bienes a los
menos afortunados; además que siempre se distinguió por su generosidad hacia
los niños.
Fue durante la Edad Media
cuando la leyenda de San Nicolás se
expandió por toda Europa teniendo una excelente aceptación, sobre todo en
Italia, Holanda y Alemania. Fueron precisamente los holandeses quienes llevaron
el culto de este santo al Nuevo Mundo.
En 1809, el escritor
norteamericano Washington Irving
(1783-1859) escribió un libro sobre
algunas de las tradiciones holandesas titulado “Knickerbocker's History of New York” (La historia de Nueva York
según Knickerbocker) en donde la figura de San Nicolás se transformó.
Irving despojó a San Nicolás
de sus atributos religiosos y lo convirtió en un hombre mayor, gordo, generoso
y sonriente y lo vistió con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Según su
historia, llegó a Nueva York a bordo de un barco holandés y desde su llegada se
dedicó a arrojar regalos por las chimeneas, sobrevolando la ciudad en un trineo
con ayuda de un caballo volador. Cabe mencionar que Irving lo denominó el "guardián de Nueva York" lo que
causó que su popularidad en Estados Unidos creciera exponencialmente y
comenzaran a festejarlo cada 6 de diciembre, fue entonces cuando su nombre
holandés "Sinterklaas" o
"Sinter Klaas" cambió a "Santa Claus".
En 1823 se publicó en el
periódico Sentinel (El Centinela) de
Nueva York, un poema anónimo titulado “A
Visit of St. Nicholas” (Una visita de San Nicolás) el cual fue recibido de
manera maravillosa y que contribuyó, en gran medida, a la evolución del
personaje… En el poema, Santa Claus viajaba a bordo de un trineo tirado por
renos y adornado por varias campanas, además que solía dejar los regalos dentro
de calcetines y hacía su largo viaje cada 25 de diciembre.
Cabe mencionar que aunque el
poema fue publicado de manera anónima, en 1862 se reconoció que fue un profesor
de teología, Clement Moore, quien lo
escribió.
En 1863 se publicó en el
periódico Harper's Weekly el primer
dibujo de Santa Claus trazado por un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. Nast lo representó entrando
por una chimenea y contaba con las características de un gnomo; con sus dibujos
de los años siguientes (lo cuales siguieron apareciendo en el mismo periódico
hasta 1886) la imagen de Santa siguió evolucionando: ganó estatura y peso
adquiriendo una prominente barriga, además adquirió su ancho cinturón, el
abeto, el muérdago y el acebo. En ocasiones fue dibujado presentado como un
viajero del Polo Norte, en otras haciendo tareas del hogar lo cual lo convirtió
en una figura más próxima y más aceptable.
No se sabe a ciencia cierta
quien fue el primero que pintó su abrigo de color rojo, algunos dicen que fue
Nast cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la
incorporación de colores, otros afirman que fue el impresor de Boston, Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas
en las que aparecía Santa Claus.
Gracias a la posibilidad de
hacer grandes tirajes de tarjetas, la figura de Santa se popularizó aún más,
tanto que su imagen comenzó a utilizarse con fines publicitarios. Durante el
siglo XIX la figura se Santa
Claus dejó de ser figura religiosa, convirtiéndose en emblema cultural y
extendiéndose por todo el mundo.
En 1930 la imagen de Santa
Claus fue utilizada, con mucho éxito, en la campaña publicitaria de Coca-Cola en donde se mostraba oyendo
las peticiones de los niños en un centro comercial. Un año después Coca-Cola
pidió al artista Habdon Sundblom que remodelara la imagen de Santa y fue así como se
hizo más alto, gordo, de rostro alegre y
bondadoso, ojos pícaros y amables, y lo vistió de color rojo con ribetes
blancos (exactamente los colores oficiales de Coca-Cola). ¡Éste es el Santa que
todos conocemos!
Samantha Aguilar
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