Este
extraordinario insecto mantodeo perteneciente
a la familia Mantidae, recibe su
nombre (religiosa) gracias a sus
patas delanteras, las cuales al estar dobladas hacen que parezca como si
estuvieran rezando.
A
pesar de su nombre tan “pacífico”, la verdad es muy distinta ya que en realidad
se trata de un excelente depredador, esto en gran medida debido a las
singulares características de su cabeza… Tiene forma triangular y tiene la
peculiaridad de que es posible girarla 180º con lo que las mantis son capaces
de observar detalladamente todo a su alrededor; pero también es de gran ayuda
su capacidad de camuflajearse.
Por
lo general, estos insectos son color verde o pardo lo que les permite
camuflajearse con suma facilidad con su entorno lo que les ayuda en el momento
de emboscar y acechar a sus presas. Y por si esto fuera poco, sus reflejos son
tan veloces que incluso resulta imposible verlos a simple vista, la ves mirando
a su presa y de pronto ésta ya se encuentra atrapada entre sus patas frontales las
cuales están provistas de espinas con las que sujetan a sus presas.
Entre
su dieta se encuentran: colibríes, grillos, lagartijas, moscas, pequeños
ratones, polillas, ranas y saltamontes… entre otros insectos; pero también, en
ocasiones se comen entre sí; un ejemplo claro de ello son las hembras, las
cuales llegan a alimentarse del macho después del apareamiento e incluso hay
ocasiones que los hacen durante esta actividad empezando por la cabeza y
evitando dañar las zonas del sistema nervioso encargadas de la reproducción. Cabe
mencionar que, en su hábitat natural, esto sucede en muy raras ocasiones.
Como
ya había mencionado, su color suele ser verde o pardo pero lo interesante aquí
es que su color, una vez que alcanzan la adultez, es determinado por el del
medio en el que habita durante su última muda.
Otro
dato curioso es que se trata del único animal conocido que cuenta con tan sólo
un oído pero además, lo tiene localizado en el tórax.
Samantha Aguilar
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