Si se hiciera una
encuesta donde se incluyera esta pregunta, lo más seguro es que la mayoría de
las personas contestarían afirmativamente sin embargo, estarían en un error… ¿Pero cómo? Se estarán preguntando, pero la
verdad es que los que sentimos no es frío sino una pérdida de calor. Si por
casualidad una de las personas encuestadas hubiera sido Albert Einstein, sin
lugar a duda él habría respondido correctamente y es que cuenta la anécdota:
“Se cuenta que un día en
la Universidad un profesor, con ayuda de un alumno, llegó a la conclusión de que Dios había
creado el mal; fue entonces cuando Einstein levantó la mano y le pregunto
¿Existe el frío? El profesor respondió negativamente ya que lo que nosotros
conocemos con ese nombre realmente es la pérdida de calor. Einstein lo
cuestionó de nuevo ¿Existe la oscuridad? La respuesta volvió a ser negativa ya
que en realidad es la falta de oscuridad. Finalmente Albert concluyó diciendo
que el mal era mas bien la ausencia del bien.”
No se sabe a ciencia
cierta si esta anécdota es verídica pero lo que es verdad es que ni la
oscuridad ni el frío existen. Y entonces ¿por qué sentimos frío?
Tanto la sensación de
calor como de frío es percibida por la piel, si ella pierde calor de manera
rápida entonces se dice que hace frío y si la perdemos de manera lenta o
ganamos mayor temperatura entonces hace calor; la verdadera culpable de esto es
la sangre. Cuando sentimos frío la temperatura de la sangre es normal, lo que
sucede es que sólo esta fluyendo una cantidad escasa por nuestras venas ya que
ella se acumula tanto en el corazón como en el cerebro para mantenerlos
cálidos. Cuanto mayor es la velocidad a la que perdemos
calor, mayor es también la sensación de frío.
Después de estas
explicaciones es posible que aún duden sobre la existencia del frío, tratemos
de clarificarlas con otro sencillo ejemplo, hacer raspado de limón:
En un recipiente se
coloca agua, se disuelve azúcar y limón al gusto, se revuelve bien y se coloca
en una bolsa, a cual cerramos con una liga. En otra bolsa se coloca hielo y le
tiramos un poco de sal, colocamos la bolsa con nuestra “agua de limón”, encima
volvemos a colocar hielos con sal y comenzamos a agitar; aproximadamente 15
minutos después, el “agua de limón” se ha enfriado hasta el punto de llagar a
la solidificación. ¿Entonces no que no existía el frío?
Para que un líquido se solidifique, debe de
alcanzar una temperatura menor a los 0ºC, al aplicarle sal
la temperatura no baja simplemente el hielo pasa a estado líquido; en forma de
cubos, el agua mantiene más tiempo la temperatura. En nuestro ejemplo, al
colocar nuestra “agua de limón” con los hielos, esta comienza a perder calor el
cuál poco a poco es transmitido a los cubitos; el agua salada sólo favorece la fusión, del hielo a valores de
temperatura negativos, enfriando así la solución lo que permite que la pérdida
de calor se de más rápidamente.
NOTA:
La fusión se refiere al cambio de
sólido a líquido por medio de calor. Cuando una sustancia se
encuentra a su temperatura de fusión, el calor que se suministra es absorbido
por la sustancia y no produce variación de su temperatura.
Samantha Aguilar
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